Los productores costarricenses de café son dueños de siembras grandes o pequeñas, pero todos pegados a la tierra.

Las firmas beneficiadoras reciben el producto al precio de competencia, por medio de centros de acopio, establecidos en las zonas cafetaleras del país.

Se trata de ser embajador. De cruzar tierras y mares para ir a vender el mejor café. Se trata de conservar la osadía de los pioneros y la visión de los modernos vendedores de café internacional.

Convertir la cereza en polvo mágico que se expande en todos los rincones habitados por los amantes del café, es la labor de los torrefactores de Costa Rica